Comentario
Capítulo diez y siete
De los que venden mantas
El que vende las mantas tiene por oficio que compra junto para vender por menudo. El que sabe bien vender las mantas no usa algún fraude, sino que en vendellas es recto o justo, y en su oficio muy sosegado y convenible, y véndelas a justo y a moderado precio. Y las mantas que vende son las que son buenas, nuevas, rezias, fornidas y delgadas o ralas, como toca, lisas y de teIa igual, anchas y largas. El que es mal tratante en esto, es de mala conciencia, engañador y mentiroso, y alaba su mercaduría de mantas con palabras bien compuestas; recatea mucho, disminuyendo el precio que pagan los comprantes. Y las mantas que vende están dañadas o pudridas, remendadas y falsas, que las sabe renovar o adovar con el betún de masa que echa encima para dar color y peso a la manta; y las viejas las cueze en lexia para blanquearlas, y algunas van de tal manera bruñidas que van agujeradas en muchas partes, y algunas les echa engrudo o el atol espeso o tortilla molida, y después que se lo echa, brúñelas muy bien y parecen buenas y nuevas, no lo siendo; y sus mantas que vende son angostas y cortas, mal texidas y de algodón pudrido; al fin, tales que son muy comunes y de poco valor y precio.
El mercader de las mantas suele comprar las dichas mantas de los mercaderes mayores, y su oficio es tratar en las mantas de los hombres y en las camisas de las mugeres de está tierra, que se llaman huipiles, que son galanas y muy bien labradas. El buen tratante en las mantas es hábil y entendido, y véndelas según el precio y valor de cada una de ellas, y las que vende son buenas, fornidas, que duran mucho, galanas; al fin, muy bien labradas, que llevan grandes y buenas labores, donde van puestos el sol, águila, tigre y unas ruedas, una dentro de otra, borlas de plumas y otras muchas labores que suelen llevar las mantas galanas y muy labradas, como son las que están bordadas y las que tienen la flocadura de ojos texidos, y las que tienen flocadura de algodón blanco, y las que tienen un cordón por flocadura y las que son rubias. El mal tratante en las mantas no es discreto ni prudente, y en venderlas usa engaños y mentiras encarecióndolas más que pueden valer. Y las que vende, ahora sean mantas, ahora sean naguas y huipiles, son ya traídas y viejas, renovadas y curadas con lexia para blanquearlas y mostrarlas nuevas, no lo siendo, o bruñidas con piedras o vasos lisos o huesos que suelen usar para bruñillas; y fuera de esto, para mostrarlas galanas suélenlas teñir con falsas colores; y algunas venden que son ralas y remendadas, que no se parecen y que tienen orilla repulgada y una pierna hecha dos con una costura falsa, y tales que llevan falsas y postizas labores.